Acabo de perder a mis padres, estoy desesperado solo quiero hacer una cosa y es salir de esta casa que algunos meses aun consideraba mi hogar, los gritos la han convertido en una gutural cueva y la indiferencia en el reino del silencio.
Mi padre consumido por un orgullo ciego no cede ante nada y mi madre derrotista se niega a seguir con el y con nosotros. Años y años de vivir tan diferente a esto, de vivir como una familia borrados por estos últimos cinco años. Ya lo decidí es demasiado estoy harto de esta situación, tomo la botella de vodka en el aparador de cristal de la casa y los cigarros del bolso de mi madre y huyo entre los grito.
Es de noche la calle esta sola mientras camino de lo único que me arrepiento es de no ir por mi hermano, pero caminando me doy cuenta de lo que tengo en las manos, no seria buena idea tenerlo cerca con alcohol y fuego. El camino es tan tranquilo que da miedo los vecinos no han asomado su cabeza desde que los gritos empezaron a escucharse fuera de la casa.
A ocho kilómetros al este hay una casona abandonada, me apresuro antes que si quiera noten que me he marchado.
Yo no sé que ocurrió o que hicieron para demostrar este odio, ahora me pregunto ¿De donde surgió? O es que acaso siempre había estado latente y todo era una comedia hasta que todo se fue al carajo. Ella no habla y es tan indiferente y fría como un cadáver, en cambio él se calla todo para explotar después ante el mas mínimo roce se oculta en su mascara hipócrita de buena voluntad pero llega a su limite cuando solo se ahoga por que no se sabe expresar mientras ella solo asiente ya todo le da igual.
Ya me falta poco para llegar veo entre enormes arboles torcidos la casona pareciera que la sostienen para que no se vaya de lado. Entre mi suéter la botella vislumbra un poco me alejo un poco del centro de la calle y voy disminuyendo el paso. Entonces caigo en la conclusión. ¿Qué demonios voy a hacer? No bebo, no fumo. Armado de valor pero infundado de ira bebo un sorbo enorme casi instantáneamente arde en mi garganta y comienzo a hacer arcadas de asco. Lanzo la botella a la calle. Como si el destino se quisiera burlar de mí la botella cae a la acera del otro lado de la calle sin derramar una gota. -¡Va! – Grito intentando a la vez escupir el sabor del vodka. Sigo mi camino abriéndome paso entre el alto césped hasta la casona logro ver la puerta bueno donde debería de estar, me adentro con la convicción de que mi soledad es la única forma de escapar a todo esto.
Al entrar es como si todo el peso de la situación me abrumara, y el silencio de esta casa me cobijara y me brindara la intimidad para llorar sin temor. Mis lagrimas son contenidas, en mi interior hay algo mas que me impide hacerlo, no reparo en que puede ser pues escucho un ruido en el segundo piso.
La vieja casa se compone de tres pisos aunque vista desde lejos por tanta maleza pareciera de dos.
Al subir noto como la luz de la luna busca entrada por todos los rincones de la casona, para mi fortuna es tan antigua que tiene cientos de hoyos y la visibilidad es lo suficientemente clara para desplazarme sin problemas.
Comienzo a subir las escaleras, los escalones son viejos y la madera desquebrajada hace un poco de ruido, me detengo en los últimos tres escalones para dar un salto y caer sin hacer tanto ruido, al menos ese era el plan, no contaba con que la madera no aguantara mi peso. Salto y justo al caer cruje, un crujido que casi sonaba como un animal agonizante. De pronto a mi izquierda en el pasillo hasta el fondo se escucha como caen cosas. El miedo se apodera de mí casi instantáneamente. Una sombra arrebata a un lado la puerta. Para mis adentros me pregunto ¿Qué será? ¿Un vagabundo? ¿Un drogadicto? ¿Un asesino oculto? Mi paranoia fluye como un rio desbordante. O ¿Un fantasma? Me paro en seco y lo veo. Es enorme y feo pero creo distinguir que es, -¡Un perro! Exclamo de alivio. Y este se lanza ferozmente contra mí. Me refugio en la puerta mas próxima a mi. Tiene el cuello hinchado y lleno de pus y solo se escucha su respirar. Los arañazos que lanza no me dejan pensar, me giro hacia atrás sin dejar de apoyar mis brazos contra la puerta desesperado en busca de algo que poner. Justo a 3 metros se encuentran un par de catres pero la duda de si la vieja puerta resistirá los embistes me hace desistir de la idea.
Y así como su ataque de la nada se detiene, aprovecho y pongo un catre arriba de otro y los empujo contra la puerta, con todas mis fuerzas. Al borde de la ventana de la habitación se encontraba un florero por el golpe cae hacia afuera, al tiempo que escucho como la bestia se precipita por las escaleras me asomo a la ventana, el enorme animal, al parecer pitbull inspecciona el florero. Y ahí lo veo abre el hocico lleno de sangre y pus intentando ladrar tan pronto lo abre lo cierra con una mueca de dolor. Algo llama su atención, probablemente un conejo pienso, y se marcha en su persecución.
Es mucho por una noche, estoy cansado quiero ir a dormir, comienzo a quitar los catres y los escucho. -¿Seguro?- Si, si, si y si. –Lo vi hecho la mocha al monte- Tenemos la casa para nosotros.
Veo por la ventana procurando ocultarme lo mejor posible, fácil son unos seis pandilleros o al menos eso creo y uno de ellos trae entre sus manos la botella de vodka. –Perfecto-susurro. –Idiotas, peligrosos y posiblemente borrachos-.
Quiero escapar.
Son cinco hombres y una joven, casi todos con un tatuaje, piercings aunque la mujer es quien mas trae en su rostro le cuento siete y con ropa rasgada.
Se quienes son los he visto antes roban a los desprevenidos que se marchan solos del colegio y como si fuera poco el robo también los golpean, la mayoría de las veces nadie hace nada el pobre muchacho o muchacha esta tan espantado que lo ultimo que quiere son represalias por andar de soplón.
-¿Qué hago?, ¿Qué hago?, ¿Qué hago?, ¿Qué hago?- repito nerviosamente y me tapo la boca por miedo a que me escuchen.
-¿Por qué no me traje el móvil?- Me digo a mi mismo. ¡Ya se! Intentare bajar por la ventana. Tomando aire y dándome valor me posiciono con ambas piernas fuera de la ventana, espero ir descendiendo por el relieve decorativo hasta la ventana debajo de esta y después saltar al suelo.
-¡Yo pido esta!- Irrumpiendo en la habitación uno de los rufianes me nota. -¡Míralo! ¡Míralo! ¡Corre abajo Pepe! Acelero el paso y ya por la altura de la otra ventana caigo. Me repongo rápidamente y echo a correr. Una mano se desliza por mi hombro y me hala con tanta fuerza hacia atrás que caigo y me quedo sin aire. En el suelo trato de componerme, mientras el desgraciado se sube en mí. Huele mal, su aliento es aun peor su cabello esta lleno de grasa, con acné por todo su claro rostro y aunque la luz de la luna lo hace ver más tenebroso apenas tiene dieciocho o diecinueve años.
Es delgado así que al distraerse lo tiro a un lado, me coge la pierna y caigo, es muy tarde ya son dos contra uno, me toma por la espalda y dobla mis brazos.
Si caigo, no les daré el lujo de que me vean sufrir. Parecen notarlo pues doblan con mas fuerza mis brazos esperando que me queje tras no conseguirlo me golpean el estomago. Nada aun nada.
Me llevan al interior tapándome la boca, su mano es tan asquerosa como el resto de su cuerpo.
Me tiran al suelo y sin aviso comienzan a patearme, resisto todos los golpes en el torso y pies y de pronto uno llega a mi boca, siento el sabor metálico de la sangre. Se detienen segundos después.
-Bueno, bueno, a lo bueno, vamos a ver si trae efectivo- . Dice uno calmando a todos.
Espero pacientemente en posición fetal hasta que uno se acerque lo suficiente, lo hace la mujer que no parece más grande que ellos, cabello castaño oscuro y con un aire muy gótico. Me da vuelta bruscamente y ve los cigarrillos en mi bolsillo. Y le escupo al rostro, directo a su boca, sin querer consigo que se trague todo el escupitajo. Al parecer la sorpresa de los cigarros se convirtió en un sabor muy parecido a mi sangre. Me toma del cabello y me propina tremendas cachetadas mientras los demás del grupo se carcajean como locos. – ¡Cállense idiotas! Chilla de impotencia. Se voltea y una mirada penetrante los acalla.
-¿Qué haremos contigo, pequeña alimaña escupidora?- dice el mas moreno de todos. –Ya se ¿y si le cortamos la lengua?- ¡Si! Exclama de emoción la victima de mi escupitajo, una emoción que me aterra.
Uno saca una navaja, enorme realmente pues al pasarla de mano en mano hasta mi verdugo pude ver como cubría sin ningún problema la palma de todos.
-¡AHHHHH! Se escucha y por la entrada veo a mi hermano pasar y toparse contra la chica. La tira y aprovecho para propinarle un puntapié en el rostro que provoca una hemorragia en uno de sus piercings. Solo escucho su caída pues tomo a mi hermano de un brazo y echo a correr mi hermano me jalonea a un lado de la puerta justo cuando intentan emboscarnos por atrás el enorme pitbull acaba lanzándose sobre ellos. La escena es horrible sangre y mas sangre. Mi hermano se paraliza.
-¡Vamos! Le grito mientras echamos a correr.
Ocho kilómetros ocho larguísimos kilómetros, quisiera decir que los corrimos todos hasta llegar a casa, pero después de unos quince minutos corriendo tan rápido como un demonio comenzamos a caminar.
Desde dos cuadras antes veo la luz de la policía centelleante en mi casa.
Un policía me toma de hombros. -¿Qué has hecho? Me pregunta. Estoy confundido. Veo mi ropa llena de sangre, dejo de sentir la mano de mi hermano lo que me provoca girarme. Ya no sostengo a mi hermano. -¿Y mi hermano?, ¿Y mi hermano?, ¿Dónde esta mi hermano?- pregunto asustado.
-¡Alex! ¡Alex! Tú no tienes hermanos. Me contesta un hombre con bata blanca, parece doctor.
-Se volvió a escapar, ¿Dónde lo encontraron? Pregunta el medico.- Cerca de la casona abandonada de West Village. Contesta el oficial. -¿Qué sucedió? Pregunta el doctor- Seis cuerpos, todos llenos de mordidas. Contesta el oficial visiblemente consternado.- ¿Mordidas? Se apresura a preguntar el medico. – Si humanas, por la dentadura tan marcada en ciertos cuerpos. Aun no entiendo como lo hizo solo tiene quince años. Afirma el oficial. –Tal vez… susurra el doctor. – ¿Disculpe?- intrigado el oficial inquiere.
A pocos metros de ahí interrogan a otro medico.
- Nunca habla con nadie, de hecho no habla por eso no quise interrumpirlo. De pronto comenzó a hablarme de su familia como se deterioro la relación de su mama y papa, lo cual no tiene sentido. Pues es huérfano fue encontrado en la casona de West Village junto a su hermano de unos siete años más o menos muy agarrado de la mano. Tocaron a mi puerta al parecer un perro se había metido al hospital y cuando voltee ya no estaba.- Ansiosamente dijo el doctor. –Entonces, ¿Tiene hermanos?- Desconcertado dijo el policía. -Como dije si, se encontró otro niño en la casona de siete años pero murió congelado intentando darle calor a su hermanito- Concluyo el doctor.
Un oficial morboso le pregunta-¿Cómo hiciste eso? Seis contra uno. Alex con una sonrisa contesta- Mi hermano me ayudo.
Espero les haya gustado mi pequeña historia.